martes, 15 de marzo de 2011

Martínez, Efraim

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Pintor caucano (Popayán, diciembre 17 de 1898 - marzo 27 de 1956). Hijo de Angel Custodio Martínez v nieto del sargento mayor Pascasio~Martínez, el joven boyacense que pasó por Popayán con el Libertador, después de haber combatido valerosamente en Boyacá; los primeros años de la vida de Efraim Martínez transcurrieron en la hacienda Los Tejares o El Refugio, construcción de mediados del siglo XVII enclavada en las afueras de la ciudad. A la edad de siete años ingresó a la escuela de E1 Carmen, regentada por los hermanos maristas, donde realizó sus primeros estudios; a los trece pasó a la Universidad a cursar bachillerato. Cuando se creó la Escuela de Pintura anexa a la Universidad, Martínez cursaba su tercer año de estudios; entonces se inscribió en la Escuela de Pintura, junto con José Vicente Rivera, Antonio M. Tafur, Arturo Aragón, Hernando Arboleda e Hipólito Castrillón, todos alumnos de Emilio Porcet, el primer director de la Escuela, y luego de Coriolano Leudo. Entre sus primeras obras merece destacarse El Pordiosero, óleo por el cual obtuvo una beca para continuar sus estudios de bellas artes en Bogotá, con los maestros Roberto Pizano, Eugenio Zerda y Francisco Cano. En la capital, Martínez triunfó en un concurso abierto por la Dirección de Instrucción Pública, con los óleos La vuelta del paseo y La musa del pintor, para el cual le sirvieron de modelos una bella dama payanesa de apellido Castillo y Luis Carlos Valencia Guevara, quien años más tarde se convertiría en otro de los pintores payaneses de renombre. En 1920 ganó otra beca, por su cuadro Luz compasiva, para viajar a Madrid a especializarse. Residió en Europa tres años, y fue discípulo de Fernando Alvarez Sotomayor. Por aquella época enfermó gravemente y fue necesario internarlo en un sanatorio. Durante la convalecencia, pintó el óleo Las monjas cantando, con el cual participó en la Exposición Iberoamericana de Sevilla y mereció ser catalogado en la Enciclopedia Espasa-Calpe. En 1926 Martínez regresó de nuevo a Colombia, y enseguida ocupó un sitio destacado en el arte nacional. Recibió muchos encargos de obras y la Universidad del Cauca, para conmemorar el centenario de su fundación, le encargó varios retratos al óleo de sus rectores. En 1929 viajó a París, y un año después regresó influido por las escuelas francesas de fin de siglo. A esta segunda época pertenecen sus obras Tapices tropicales, Los Trípticos y La Lechera, ejecutados para decorar el foyer del Teatro Municipal de Cali, y los retratos Valencia barbado y Valencia y Sanín, considerados dos de sus mejores pinturas. Entre 1931 y 1933 trabajó en Popayán y se desempeñó como profesor de la Escuela de Bellas Artes de la ciudad. En 1933 fundó, y fue su director hasta 1938, la Escuela de Bellas Artes de Cali. La presencia de Efraim Martínez en Colombia, en las postrimerías de la época clásica que ~1 representaba, tenía que suscitar cruda controversia y agitación. Martínez regresaba de Europa con un mensaje que desde fines del siglo XIX habían desechado los modernistas representados por Paul Cézanne, Vincent van Gogh, Camille Pisarro y Paul Gauguin; y entre nosotros, con retraso de medio siglo, los jóvenes progresistas con deseo de novedad acogían precisamente estas tendencias modernistas. No podían entender a Martínez, como tampoco entendían a Jorge de Oteiza, quien enseñaba (en el campo de la escultura) a deletrear a Edgar Negret. Pero esto no quiere decir que Martínez fuese un reaccionario situado en una época pasada de moda; en realidad, Martínez regresó a Colombia impregnado del espíritu de Alvarez Sotomayor, su maestro de Sevilla, quien lo encauzó en la delicada misión de cerrar con broche de oro, entre nosotros, aquella época abandonada definitivamente por los "ismos". Esto sitúa a Martínez entre los grandes maestros de la pintura colombiana del siglo XIX, que sólo vino a finalizar a mediados de este siglo, con él. Por otra parte, hay que resaltar sus excelencias en el dibujo, el color, la ejecución, la composición y la inspiración, tal como se aprecian en La Mendiga o en La Misa, obra que lo hizo merecedor de una beca para estudiar en París. En 1938 Martínez recibió el encargo de la que, a la postre, se convirtió en su obra más famosa: La Apoteosis de Popayán que, basada en el "Canto a Popayán" del maestro Guillermo Valencia, decora el Paraninfo Caldas de la Universidad del Cauca. En esta obra trabajó hasta su muerte, ocurrida en 1956. Martínez contrajo primeras nupcias con la poetisa Matilde Espinosa, con quien tuvo dos hijos, y en segundas se casó con Marta Sarria, unión de la que nacieron tres hijos.
MARÍA ALEXANDRA MÉNDEZ

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